El proyecto nace del sueño de Nicolás Osaba, que antes de emigrar a Argentina había realizado varias vendimias en Francia, y conocía perfectamente los métodos de elaboración de Burdeos.
Siguiendo su ejemplo, establece desde un primer momento una vendimia manual y una viticultura sostenible, con el menor impacto posible en el viñedo para conseguir elaborar un producto lo más honesto posible con nuestro entorno.
Los primeros años fueron un gran desafío, una época de mucho trabajo en la que Nicolás Osaba fue adquiriendo una a una cada una de las parcelas que hoy componen nuestras más de 100 hectáreas.
Con la segunda generación llegó la expansión internacional, que nos ha llevado a estar presentes en los mercados más importantes del mundo, estableciendo lazos profesionales y personales que van mucho más allá del vino.
En la actualidad, la tercera generación mantiene vivo el legado de Nicolás Osaba, el sueño de un pequeño viticultor que quiso compartir con el mundo un pedazo de Mendoza.
